"May be"- Un viejo sueño post pandémico
En estos más de dos meses de
cuarentena, me ha sucedido reiteradas veces que me siento abrumada de tanta
oferta cultural lanzada a internet, y me prometo parar un poco y dejar que
decanten aquello que acabo de leer, ver y/o escuchar. Aunque la pandemia nos mantenga
en casa, parece que el mundo sigue girando al ritmo exigido de la producción
2.0 y personalmente no puedo parar. En vez de “a coger que se acaba el mundo”→ “a mirar que se acaba el
mundo”, linda metáfora de la búsqueda del placer estético.
Dentro de ese inmenso éter virtual
apareció una obra que captó absolutamente mi atención y me dejo con ganas de pensar,
leer y en el mejor de los casos escribir al respecto. May B de la coreógrafa francesa Maguy Marín, creada en 1981, y que
desde ese entonces gira por el mundo considerada una de las obras maestras de
la danza contemporánea.
La obra está basada en textos de
Samuel Beckett y la teatralidad se amalgama de manera cautivante con la danza. Diez
intérpretes en escena danzan una coreografía musicalizada con piezas de Schubert,
Gilles de Binche y Gavin Bryars que con sus movimientos grotescos y una
estética barrosa, haraposa y sucia rompen explícitamente con los cánones de
belleza que atraviesan históricamente la danza clásica europea.
Aunque en algunos aspectos pivotean
en la tradición, principalmente se alejan del clasicismo: cuerpos diversos
realizando una danza orgiástica, gestualidades únicas y personales, un ejército
sexual que se despliega al grito unánime de “c'est fini“ y que visto desde este tiempo nos lleva a preguntarnos
si el placer también está reglado; maquillaje esperpento en personajes que
gozan acariciando el limbo de la muerte y el placer.
Romper la tradición clásica también
implica desplegar las contradicciones de los seres humanos, así que no todo es
fiesta dionisiaca, también hay peleas entre ellos, desconfianza, solidaridad y (un
poco) de abandono.

Recomiendo verla en el link que
dejo al pie, el registro audiovisual realizado por el director de cine Luc
Riolon transmite muchísimo, y seguramente después de verla les parezca un buen
momento para leer o releer Esperando a
Godot donde la incertidumbre y la confusión imperan. Vladimir y Estragon no
saben exactamente cuándo llegará Godot, ni a donde, ni saben que día es, y
creen que lo más prudente es no hacer nada, solo esperar a ver que les dice
Godot → como muestra
basta un botón para advertir que el lector actual encontrará en la simbología
del absurdo, muchas resonancias con nuestro momento histórico.
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