Entrevista a Osvaldo Marcón - Artaud en el paisaje del NEA


Osvaldo Marcón es un artista plástico chaqueño. Graduado en arquitectura reconoce que esta carrera le dio una formación fundamental en humanística y en historia; como artista se formó en talleres con distintos maestros: en la región con Mizdraji y Schenone, en Buenos Aires con Carlos Fels, en Brasil con la escultora Iole Freitas, Beatriz Milhazes, Luiz Sergio de Oliveira, Fernando Bini, entre otros.

Su muestra “Nuestro paisajes. Algunas imaginaciones” compuesta por dibujos y pinturas estuvo expuesta desde el 21 de junio al 12 de julio del 2019 en el Centro Cultural Universitario de la UNNE. En el programa “Todos los vientos” de Radio UNNE, conversamos con él sobre su obra y los posibles "extraños vínculos" que encontramos en ella.




-¿De qué habla Nuestros paisajes. Algunas imaginaciones?

- Es una obra bastante simple, a través del dibujo y la pintura está hablando un poquito, de nuestro paisaje pero básicamente de cómo nos vemos nosotros. Tiene un vínculo fuerte con la historia de cómo hemos sido vistos como paisaje a través de un proceso histórico, y eso es lo que más me mueve para pintar y dibujar.

- Te cuento que a esta columna la llamamos “Extraños vínculos” porque nos gusta encontrar intertextos entre diferentes disciplinas, y generalmente hablamos de teatro. Entonces descubrí, que en una de las obras se repite la frase “teatro anatómico”. ¿Vos tenes algún vínculo con el teatro?

- No (risas). Yo me fijo mucho, voy leyendo mucho los discursos que construyeron nuestra imagen primera en el período de colonización, por ejemplo las expediciones científicas, como describían nuestro paisaje, y por ahí, hay unos que hablan de que todos esos discursos en el fondo eran un teatro anatómico, o sea cuando describían las diferentes tipos de etnias, los diferentes rostros, Carl Friedrich Philipp von Martius por ejemplo en Brasil, hacía mucho detalle de los rostros, de las narices, de las orejas, y le asignaban un montón de sentidos a todo eso; principalmente para mostrar que había algo acá medio amorfo, algo medio embrionario y que todavía no se había alcanzado la superioridad que había en Europa. Todas esas discusiones me han interesado muchísimo y me mueven las fibras de los músculos para dibujar porque me revelan, me indignan pero al mismo tiempo me emocionan; entonces por ese lado va que escribo cosas así muy sueltas que están contenidas en esos libros.


- Esto me recuerda al “Teatro de la Crueldad” de Antonin Artaud, donde propone trabajar con la Conquista de México porque allí se plantea el problema de la colonización; además plantea organizar el teatro en jeroglíficos, utilizando en su caso la palabra, el gesto, la onomatopeya, los sonidos; el trazo suelto de tus dibujos y otros recursos plásticos que contienen tanta expresión me remite a eso.

- ¡Exacto! Vos dijiste que es “suelto”, yo le agregaría la palabra gestual, que es suelto y gestual, o sea que hay gestos y los gestos son como los sonidos guturales, son palabras todavía no terminadas, pero que necesitan expresarse entonces salen de una manera salvaje, un poco lo de Artaud. Estamos ahí por el mismo camino de él.

- Tus dibujos además de grafito, también tienen algo de pastel, un poco de pintura, diferentes capas ¿haces bocetos o vas directamente a la obra?

- Me gusta mucho ir directamente. A veces rehago, pero es por una necesidad, no es una construcción que se va haciendo para terminar en algo armonioso y acabado, porque todos los errores – errores entre comillas – que terminan mostrándose en el dibujo me interesan, son parte de un proceso de aproximación al tema que estoy tratando. Por eso no hay un boceto en el sentido de que yo hago más o menos y después voy pasando a algo mejor terminado, a lo sumo lo que puedo hacer es rehacer el dibujo porque me interesa. Inclusive ahí hay algunos dibujos repetidos en el sentido de que el mismo tema lo abordo dos veces en algunos cuadros.

- Hay algo que a mí me llamo la atención de la muestra que es esta tensión entre, el enunciado “nuestro paisaje, algunas imaginaciones” y que luego en las obras se ve un énfasis en la persona, en lo humano más allá del paisajes.

- Si claro, porque en realidad estamos hablando de nosotros, de nosotros como cultura. A mí me gusta empezar hablando de paisaje pero también no le soy muy fiel a la palabra, entonces le voy un poco más a la presencia, a las entidades, que se están definiendo en el dibujo, que tienen reminiscencias de algo imaginario pero al mismo tiempo están fundidas con cosas medias mestizas, que no se sabe bien el origen. Y esa presencias de alguna manera me gusta que cuestionen un poco, que nos inquieten, porque me parece que nuestro pasado tiene que hacerse ver y de alguna manera emocionarnos para poder seguir adelante con esto de poder vernos, poder construir nuestra propia mirada.

- También es curioso que no hay epígrafes, el título de la muestra es el título de toda la serie, imagino que es una decisión que ayuda a llegar a este fondo sensible y expresivo, sin ponerle tanto nombre.

- Si, cuando presento un dibujo en forma individual a veces el nombre puede acompañar, puede agregar sentido, ser una clave de lectura. Pero ya en una muestra a mí me empieza a molestar ese ritmo de leer y mirar la obra, de leer el otro título, y mirar el otro cuadro, a mí me parece que es una sola obra todo y debe leerse de esa manera, entrar más por el lado de la sensibilidad que por el lado de la palabra. En este caso cansaría un poco me parece en un contexto de muchos dibujos, de muchas pinturas pasaría ya a estorbar la lectura, eso es lo que yo siento.

- Entonces el rol que vos le das al espectador es una invitación amplia para apropiarse de lo que está viendo y usar su imaginación. En el texto curatorial hablas de “imaginar cómo proceso de cognición”.

- Si claro, a mí siempre me parece que el espectador no debe ser pasivo, todo lo contrario. Tiene que descubrir cosas, imaginar junto, y también esa cuestión de poner “paisaje” y después aparecer personas, están cuestionando un poco sobre de que estamos hablando, no dar todo cerrado porque si ya se sirve todo como un paquetito no abre posibilidades de ampliar la conciencia, de descubrir por mí mismo que es lo que más vale en estos casos.

- Esto de “ampliar la conciencia” me remite a los cuadros. Porque estamos hablando de los dibujos que nos remiten a los paisajes, a los rostros ancestrales, pero también en la exposición hay 5 o 6 pinturas, que son mucho más oníricas, mucho más del ensueño.

- La pintura para mi trae más la emoción, en este contexto que estoy trabajando una mirada más local, estoy colocando a la pintura como pintura, la pintura como un hacer. Me interesa mucho ese espacio en el mismo pintar de ir descubriendo cosas, de lo que estoy intentando revelar, intentando señalar. Aparecen sí, hay más presencias y presencias únicas porque me he ido un poco más a lo que son los retratos, lo que son las imágenes, para esta muestra me fui fascinando con arrancar el dibujo, he partido de imágenes de esculturas de pueblos de América y lo fui transformando, fui superponiendo con imágenes de retratos y fui mezclando, y todo eso va saliendo un nuevo retrato con una nueva heráldica inclusive, con modificaciones, y bueno ahí me divierto haciendo esos cambios.

- Quería preguntarte sobre las heráldicas, que no son todas tan explicitas pero aparecen -más o menos sutilmente- en todas las pinturas.

- Si son como elementos que marcan ciertos poderes, pero aquí todo queda cuestionado porque no son claras, no hablan de una casa real ni nada por el estilo, sino que hacen alusión a la imagen y a la presencia que se coloca ahí, como que se prestigia, y a veces quien aparece ahí no es exactamente el colonizador, sino que van apareciendo personas misteriosas que creo que son de por aquí, eso todavía no lo sé bien, son como un misterio para mí.

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