Lo que Dante Cena nos dejó
A principios de
marzo de este año murió Dante Cena, un maestro reconocido por todo el mundo
cultural de Corrientes. A los pocos días conversamos con Alejandro Barboza
porque su trabajo de tesis fue una investigación sobre el método del maestro
precursor en el cruce de lenguajes artísticos. Barboza es actor, director y
técnico escénico teatral. Licenciado en Artes Escénicas (Fadycc-Unne), Técnico
Superior en Educación Artística en Teatro y Profesor en Artes en Teatro (Ispea
Danza & Teatro, Resistencia, Chaco). Director artístico del Grupo de Teatro
Independiente “Chico Pleito” de Corrientes.Es miembro
fundador y docente del Taller de Adultos de “Chico pleito-Grupo de teatro” de
Corrientes en 2008.Director de
Carreras de la Licenciatura en Artes Combinadas y Tecnicatura en Diseño de
Imagen, Sonido y Multimedia de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la
Cultura (Unne). Las fotos son gentileza de Alejandro Barboza.
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¿Porque
todos reconocen a Dante como Maestro?
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Está muy instalado esto de maestro del teatro,
su labor en el teatro, pero Dante laburó en todo lo escénico que podía haber, en
todo. Trabajó mucho en teatro, pero en sus propias palabras, él rescataba mucho
más su trabajo con la danza contemporánea y el carnaval que incluso el teatro.
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Recibió
muchos homenajes en vida, la sala de la Casa del Bicentenario y la Biblioteca
del Teatro de la Ciudad llevan su nombre.
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Recibió muchos homenajes y en cada uno de esos
homenajes era como un rosario de anécdotas, pero también es un reconocimiento a
una persona a la que le debemos, buena parte de lo que está hecho y lo que se está
haciendo en nuestra dos ciudades, en Resistencia y en Corrientes.
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Escribiste
una tesis sobre Dante. ¿Cómo comienza eso, dónde pones el foco?
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Yo hago mi tesis de la Licenciatura en Artes Escénicas,
sobre una construcción de su historia de vida, y una recopilación de sus
procedimientos de dirección sobre intérpretes: en la danza, en el teatro y en
el carnaval, con personas amateurs. Esas son como las dos grandes partes que
tiene esa tesis. En cuanto a la historia de vida obviamente fue lo que más
llevó tiempo, porque cada uno de sus momentos eran tres horas de diálogo (risas),
eso es crucial. Dante era un cordobés radicado acá, pero él seguía
identificándose fuertemente con Córdoba, veía ahí, en su infancia cordobesa,
sus gérmenes creativos para todo lo que hizo después en la danza y en el teatro
y a pesar que hace años decía que se iba a ir, vaya uno a saber las razones por
las cuales no se iba; porque si bien él te contaba absolutamente todas las
anécdotas del arte y las trasnochadas y demás, su vida más íntima se la reservó
a sus más íntimos realmente.
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¿Cómo era
su trabajo en el teatro, qué hacía que no hacían otros? ¿Cuáles eran sus
procedimientos?
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Los dos grandes procedimientos tienen que ver
con la deslimitación: aplicar al teatro aspectos de las artes visuales -que él
manejaba muy bien-, del diseño visual y coreográfico de la escena, o sea
procedimientos de la danza en el teatro, él estaba formado en ambas patas; y
aplicar sobre intérpretes de la danza, básicamente el método de acciones
físicas stanislavskianos para sustentar cada uno de los momentos de movimiento
que tenían sus intérpretes. Entonces en esa deslimitación constante se movía. Y
eso mismo aplicó al carnaval, entonces en sus intérpretes del carnaval veías
grandes actuaciones, actuaciones muy plásticas, con terrible profundidad.
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¿En qué
obra ves esa deslimitación?
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En la danza, en todas las obras que hizo con el
Ballet Contemporáneo, y especialmente todos esos procedimientos con Silvia Tissembaum
que era su intérprete en la danza. Él consideraba que Silvia Tissembaum en la
danza, y Pancho Benitez en el carnaval eran sus dos mejores intérpretes. Por su
inteligencia, por su calidad técnica, y por la claridad con que interpretaban
lo que él desde la dirección les pautaba, y con que lo resolvían escénicamente.
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Recordemos
una obra, “Alfonsina”, ¿qué hacía allí?
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Vos ves los videos hoy de “Alfonsina” y no podes
creer lo que hacía. Un trabajo de interpretación absolutamente minucioso, que
vos tranquilamente decís, esta bailarina está actuando, no está bailando; pero
al mismo tiempo está bailando desde la actuación. Que tal vez en el marco de
las artes contemporáneas de hoy eso este mucho más difundido, pero estamos
hablando de los años 80. Y además todos esos procedimientos visuales con el
trabajo de los objetos. Él era un maestro en el teatro de objetos, resolvía
escénicamente toda la pérdida que va sufriendo Alfonsina a lo largo de su vida haciendo
desaparecer objetos como la cama, el sillón, las páginas, el espejo, todo con
el golpe de la música. Entonces estamos hablando de un director escénico de
danza contemporánea, dirigiendo como si fuera una actriz a esta bailarina, y al
mismo tiempo, dirigiendo como si fueran titiriteros a todos los tramoyistas y
auxiliares de la escena.
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¿Por qué?
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Porque escénicamente lo que pasaba era que en
determinado golpe de la música, cuando Silvia sustentada desde este nivel de la
actuación hacia determinado movimiento, volaba o desaparecía un sillón de la
escena. Y lo hacía con un sistema de hilos y tanzas y cosas, donde tanto la persona
que estaba dentro de la escena como fuera de ella y que estiraba ese hilo
(estoy simplificando absolutamente ese procedimiento) era tan importante como
la música. Entonces estamos hablando de un teatro de objetos aplicado a la
danza contemporánea. Y ese momento del movimiento de la persona extra escena
para retirar ese objeto de la escena estaba tan bien coreografiado, tanto como
la bailarina. Seguramente esas personas que estaban por fuera también deberían
comprender desde un lugar dramático su función, de hecho pude comprobarlo con “Uladislao
y Camila” donde movían un gran muñeco que tenía el tamaño de la caja del Vera
con dos grandes manos que usaban hacia el proscenio. De eso sí tengo una
imagen, porque yo era chico en ese momento, de ese muñeco que después durante
muchos años lo vi arrumbado en el foso del teatro.
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Lo que
estás contando da cuenta de que teatro es una conjunción de saberes, más allá
de lo que uno ve en el escenario.
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Sí, que incluía a todos los participantes extraescénicos
y la importancia que le daba a esta cuestión de cómo relatan los objetos, la
relación actancial entre ese objeto y ese intérprete. “Uladislao y Camila” fue
un espectáculo increíble; sin duda “Alfonsina” fue “El” espectáculo en cuanto a
danza contemporánea, un espectáculo breve. Era el tiempo exacto de la
interpretación libre de Lito Vitale al piano de “Alfonsina y el mar” que a
Dante le gustó eso y utilizó dramáticamente. Estamos hablando de 1990. Con ese
grupo de danza contemporánea hizo cosas increíbles y después se diluyó.
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¿Hubo
algún referente o continuador de esa línea?
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No, acá en Corrientes no puedo reconocer
continuadores del trabajo de Dante, con este nivel. Dionisio Soler que también
fue un bailarín y maestro, aplicó en sus bailarines determinadas cuestiones que
se pueden reconocer, no está verificado lo que estoy diciendo pero pueden
reconocerse estas miradas sobre la interpretación fundada en la actuación, pero
no con el nivel de Dante. Que además aportaba esto de saber, hacer, y poder
hacer todo esto otro de la construcción de los objetos, la edición musical, la
construcción lumínica.
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Y después
de esta etapa de danza contemporánea, ¿qué hace a nivel teatral?
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Veo como algo, en estos mismos “colores”, en
“Puertas”, que es un espectáculo que a mí me impresionó mucho verlo, y después
charlamos sobre eso con Dante, un espectáculo sobre un texto de Rogelio Borra,
que hizo con el grupo de La Trastienda, lo presentaban en la sala Mariño.
Reutilizó las telas del monstruo de “Uladislao y Camila”, armó toda la caja
como una especie de casona en ruinas, realmente hermoso, y también cada uno de
los actores estaba absolutamente coreografiado en cuanto al espacio, a la construcción
plástica de ese espacio también, la relación con los objetos. Entonces si bien
ahí se puede reconocer claramente el teatrito, el tipo de construcción era
coreográfico. Y comprender porque el movimiento, que estaba significando, desde
donde salía, que relación tenia eso con el momento dramático y demás.
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¿Fue un
actor destacado?
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Yo lo vi pocas veces como actor pero, ¡era muy
bueno!. Lo vi en una especie de homenaje donde recuperaba a “Stefano”, pero
después me toco compartir escena, en un espectáculo que hizo La Trastienda que
se llamaba “Historia tendenciosa de la clase media Argentina”, y a mí me invitaron
a hacer un reemplazo; él era muy gracioso y era muy bueno actuar con Dante.
Actuaba como los dioses, y tenías que compartir escena con él, y ponerse a la
altura, obviamente yo no me iba a achicar (risas).
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¿Cómo
director marcaba mucho?
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Muchísimo, todo estaba muy organizado, muchos
objetos, mucho vestuario, un espectáculo largo. Mucho ensayo, mucho en su casa,
de trabajar con los objetos mismos. Claro yo entro en un segundo momento del
espectáculo, para hacer un reemplazo de un par de actores que se habían ido, y
él reemplazaba a alguno de los personajes, entonces teníamos determinadas escenas
en común, y era genial.
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Muchísimo
oficio ¿no?
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Sí, pero además él mismo reconocía que su
recorrido artístico provenía de la varieté, del circo. Entonces era muy
efectivo, en como pensaba escénicamente, como dirigía y su tratamiento era muy
popular también.
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Logro
volcar todo eso a su obra, del circo criollo al carnaval con todo lo que hay en
el medio.
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Si, y además una infancia en un pueblo de
Córdoba, donde también para divertirse, para pasar la siesta, mucho juego,
mucha primada y mucho construir cosas. Entonces esa mirada sobre el circo como
él podía reconocer su germen en la infancia, es muy potente como para pensarse
uno también. ¿Qué estoy construyendo, qué relación tiene esto que estoy
contando con mi propia historia de vida? Él la reconocía claramente.
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Quería
que nos cuentes lo que hizo Dante trabajando en los barrios y en las
localidades del interior de Corrientes.
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Fue su primer trabajo fijo acá en la ciudad de
Corrientes. Él vino a dirigir el Teatro Universitario a Resistencia, está un
año ahí, por unas razones que él desconocía, no le renuevan, entonces conoce en
ese momento el carnaval de Corrientes, se enamora del carnaval como
acontecimiento, y después conecta con Marcelo Fernández que era el Subsecretario
de Cultura en ese momento, y le van proponiendo hacerse cargo de un programa
que había de Teatro en los Barrios. Ahí hace una serie de producciones, bien
populares, que tenían alguna relación con lo que el teatro que ya hacía en
Córdoba. Él allá tenía su sala que mantenía con su grupo de teatro, en la que
hacían mucho teatro de varieté. Y después cuando empieza a trabajar acá en el
teatro barrial, lleva adelante esos trabajos. Y ahí, hubo gente como Nancy Sánchez
que trabajaba ahí, que es una actriz de la época de Walter Moreno “Agüicho”,
de Ramón “Moncho” Machuca, de actores grandes ya. Y también trabaja con la
Escuela de Comercio, y ahí es su gran salto, porque ahí hace los espectáculos con
Coembotá y demás, ya con textos de Marily Morales Segovia, música de Teresa Parodi
y cosas por el estilo, y eso es lo que lo inserta en el centro y lo conecta con
un montón de otra gente. Ahí lo conoce Stella Maris Folguerá, ahí se conecta
con José Ramírez, es toda una época. Fíjate de que nombres te estoy hablando, y
de estar aprovechando y tratando de trabajar en su oficio. Stella Maris
Folguerá -que era profesora de “La Comercio”- es también quien lo lleva a
trabajar en Ara Berá.
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Sus
trabajos siempre eran muy artesanales ¿no?
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Si, recontra. Esto que recordábamos de que él
mismo salía a comprar la tanza y atarla, montaba la música, cortaba la cinta
entre sí, cortando y pegando. Dante andaba por la ciudad siempre con su cartera
y bolsas de cosas (risas). Ninguno de sus espectáculos eran simples de montar,
así fuera a una sala pequeña del interior, eran horas y noches de montaje, y
había que seguirlo como parte de su equipo, el empezaba nadie sabía a qué hora terminaba
de montar el espectáculo. Durante muchos años él era una especie de coordinador
técnicos de las Fiestas Provinciales de Teatro, en esa época las fiestas
rotaban y se hacían algunas en el interior de la provincia y otras acá en la
ciudad y sí era en el interior era el encargado de poner en condiciones los
lugares donde se iban a presentar las obras que estaban en competencia, y ahí tenías
que montar luces, cableado, telonería y si, nadie sabía montar como él los
espacios. Jorge Frete es un continuador de ese aspecto minucioso.
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¿Cuál es
para vos el aporte que hizo al carnaval?
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El aporte es este mismo, y no puedo dejar de
repetir que a él no le importaba si era un contador, quien representaba un
personaje dentro de Ara Berá: si tenía que actuar, tenía que actuar. Entonces
aplicaba marcar coreografías que fueran lo suficientemente significantes para
que una tribuna del Club Juventus leyera lo que tenía que leer. Y también un
jurado especializado que pueda tener una profundidad signica. Entonces su aporte
es ese, es seguir siendo él mismo. Otro gran aporte es pasar de un desfile al
show, porque hay un cambio en la frontalidad del público. Lo que hizo en el Club
Juventus, tenía dos o tres tribunas, y planteó dos o tres frentes simultáneos
del despliegue de la comparsa. Es decir que todas las personas que estaban ahí,
podían ver el desarrollo del espectáculo, el movimiento y el desplazamiento de
la comparsa con un orden múltiple. Y ese orden estaba dado por una claridad
visual, por ejemplo un grupo con determinado color estaba entrando y mientras
tanto, por detrás, ya se estaba formando otro grupo de comparsa, cuando este
grupo giraba para acá, entraba el otro, y de repente toda la escena te cambiaba
de color y de forma, en un golpe de música. Y los personajes con una profunda
actuación. Así como le pasaba con Silvia Tissembaum en la danza contemporánea,
le pasaba con Pancho Benítez en el carnaval. Pancho es un arquitecto, dedicado a
las artes visuales, y en su recorrido en Ara Berá, cae en sus manos y él lo
forma actoralmente. Yo tengo ahora el placer de tenerlo a Pancho en mis
talleres de teatro y él claramente está formado por Dante, con una mirada sobre
su corporalidad absolutamente visual.
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¿Algo más
de Dante? ¿Lo frecuentaste mucho?
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Me hubiese gustado conocerlo mucho más,
aprovecharlo mucho más. Me hubiese gustado robarle mucho más, y creo que lo voy
a seguir haciendo. Y desde ayer, por las charlas que tuvimos con varias
personas a las que quiero mucho que estuvimos muy cerca en estos dos días,
decido que se conozca mucho más a Dante, porque hay toda una generación que no
lo conoce, por ahí mucho menos en la danza que en el teatro a donde siguió
ligado, con los espacios de devolución en las Fiestas Provinciales de teatro,
en estos homenajes que el teatro le hacía. La decisión de que se lo conozca.
Les agradezco muchísimo porque me conmueve terriblemente y quiero que se
conozca su trabajo. Hay una parte de la tesis, saliendo de lo personal, que es
una cita de Dubatti que habla del teatro perdido, y dice que cualquier
construcción del teatro, cualquier escritura sobre el teatro, es hablar sobre
algo perdido, porque el teatro ya es efímero en sí mismo, y hablar de la
historia del teatro es hablar sobre algo perdido, a partir de eso está fundada
esa tesis. A partir de eso no podemos desconocer nuestra historia como artes
escénicas en la región, porque Dante se cruza, es tan deslimitado en las
disciplinas y también en la geografía.
Esta entrevista la realizaron Carlos Lezcano y Natalia Schejter en la Radio de la UNNE y se publicó en el Diario El Litoral el 10 de mayo de 2020
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