Chamamé psicodélico. Sobre “Encandilan luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños”
Esto no es una crítica.
Hace días que doy vueltas en cómo
escribir esto. Considerando que sobre Encandilan
Luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños hay muchas notas
críticas, entrevistas, y otros comentarios dando vueltas por el mar virtual
desde su estreno hace dos años, y que mi especialidad es el teatro, evitaré
cualquier intento de análisis objetivo y me tomaré la libertad de escribir una
especie de crónica de una espectadora fascinada.
De todos modos vale empezar
poniendo a los y las lectoras en contexto. La película en cuestión, es un
documental sobre Los Síquicos Litoraleños, un grupo de músicos que desde Curuzú
Cuatiá, -catalogada por Aldy Balestra como “la Liverpool del chamamé”-, hacen algo así como chamamé psicodélico.
Produciendo libremente desde los márgenes de la industria cultural, han
influenciado a gran parte de la escena del rock regional en lo que va del siglo
XXI.
El director del film es Alejandro
Gallo Bermúdez, un salteño que se formó en Buenos Aires como cineasta, y allí
conoció al grupo. Cuenta que los vio tocando en el 2005 en un festival que se
realizaba en una fábrica recuperada en Capital Federal y durante años no volvió
a saber de ellos; hasta que el grupo comenzó a subir videos caseros a YouTube.
Gracias a ese medio global los contactaron desde Holanda para realizar una gira
por los Países Bajos y Bermúdez, -que igual que los holandeses y quien suscribe
estaba fascinado-, vendió su auto, se compró una cámara Hdv, un pasaje y los
acompaño en su primera gira. Corría el año 2009, y casi una década después, en 2018,
el documental se comienza a proyectar en el circuito de Festivales, empezando
por el afamado Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Me enteré de su existencia unos
días antes del estreno en salas comerciales que data del 11 de julio de 2019.
Inmediatamente escribí un mensaje privado a la cuenta de Instagram del
documental preguntando si se estrenaba en Corrientes, me contestaron que no
conseguían sala.
-
Pero en el Teatro Vera hay un ciclo de cine nacional,
dije.
Paradójicamente suceden dos
cosas, por un lado después de ver la película usted también tendrá la “casi”
seguridad de que esta falta de espacios para mostrarse en la ciudad capital no les
preocupó en lo más mínimo a Los Síquicos, aunque indigne a los espectadores
ansiosos como yo que tuvimos que esperar tanto tiempo para ver la película. Por
otro lado, aunque el sector que impulsó a que el chamamé sea declarado
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, no programe la
película ni en su ciclo de cine nacional; la declaración es tan atinada y los
límites tan elásticos, que Los Síquicos ya realizaron por lo menos 4 giras del
otro lado del Atlántico. Así, en este oscilar entre el chamamé y el rock, la
psicodelia y la tradición, fluctúa toda la película que a partir de agosto se
puede ver en la plataforma Cine.ar.
El encuentro
Pude ver la película en noviembre
del año pasado en el marco del 9° Festival Play Videoarte y Cine experimental que
realiza el Centro Cultural Universitario de la UNNE. Luego de un año y medio de
espera, y a causa de la pandemia, visualicé el documental en un pequeño celular
y a pesar del tamaño ínfimo, las expectativas que eran altas se cumplieron y tal
cual se anuncia, “encandilan” en múltiples sentidos que usted también
descubrirá al verla.
Lejos de ser meros músicos
interpretando canciones y ejecutando sus instrumentos, Los Síquicos montan una
puesta en escena absolutamente teatral, estén tocando en un trailer en Parada
Acuña o en un bar en Rotterdam. Cumplen con el proceso de comunicación
específico del teatro que implica querer ser vistos; en sus cuerpos hay una
intencionalidad de representar un papel y sus personajes aparecen las más de
las veces, cubiertos con máscaras que le otorgan un carácter lúdico. Hay que
destacar que el documental, cuida a conciencia que se mantenga el halo de
misterio que la banda sostiene en su historia y así requiere de un espectador
activo, igual que el de teatro.
El relato estará a cargo de un coro
de voces heterogéneas: chamameceros y rockeros de la provincia, vecinos/as de
Curuzú Cuatiá, periodistas de rock, personajes del pueblo como un ufólogo, un
intelectual y el mismísimo biógrafo de la banda; músicos experimentales de
diversas latitudes, amigos/as de los Síquicos y unos cuantos más.
Narrado en nueve episodios que
sostienen una estética retro que ilustra su contexto creativo, hay mucho
material de archivo y también se los acompaña en dos giras: por parajes de su
cercanía y de ahí sin escalas a su primera gira Europea. Son 80 minutos
imperdibles que también relatan el hallazgo de Setas mágicas que crecen en el
campo correntino, un conflicto popular (no judicial) de derecho de autor y el
avisaje de Objetos Voladores No Identificados en las afueras de Curuzú Cuatiá.
La invitación
Encandilan Luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños
se podrá ver el sábado 31 de Julio a las 18 hs en Cine.ar TV y a partir del 3
de agosto estará liberada en Cine.ar Play.
Si leer estas líneas le provoca
ansiedad y no puede esperar a las fechas mencionadas, empiece por el trailer https://vimeo.com/342872704
Y luego de verla recomiendo la
charla que dio Alejandro Gallo Bermudez en el marco del 9° Festival Play Videoarte,
bien llamada “El montaje desquiciado” (disponible en https://youtu.be/NCCbeZiijSQ). Insisto,
como leer un libro antes que ver la versión cinematográfica, acá mejor ver el
documental antes de escuchar esta charla y luego, abrirse a la posibilidad de
pensar que, así como así se conoce a Los Síquicos como “El Pink Floyd de los
pobres”, da seguir jugando con las comparaciones histriónicas y catalogar a
Bermúdez como “el Godard del Tercer Mundo”.
Que la disfruten.
Esta nota se publicó el 30 de julio de 2021 en NEACONATUS
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