Cajita lambe-lambe, un encuentro cercano



Las cajitas lambe-lambe están inspiradas en las cámaras de fotografía minutera, populares a principios del siglo XX. Los fotógrafos lambe-lambe se instalaban en lugares públicos para ofrecer su servicio de retrato al instante. Como ellos los artistas de las cajitas lambe-lambe se instalan con su teatro en miniatura en parques, festivales, etc. e invitan a los transeúntes a tomarse unos minutos para disfrutar de su función individual.




En el "Teatro de la Ciudad" de la ciudad de Corrientes se realizó en vacaciones de invierno la 8° ed. del Festival de Títeres y Teatro Infantil “Manda­rinas al Sol”, entre otros elencos de todo el país estuvo presente el grupo de titiriteros Fantoche Violeta y Julieta Viveros (que también pertenece al movimiento Tundra Mujeres de cajas tomar) trajo su cajita lambe-lambe. La obra se llama “Basta” y tiene la particularidad de que es para dos espectadores.




En el patio delantero del teatro, entre una función y otra se vibra el encuentro, y Julieta con su amorosa sonrisa y su delantal violeta invita a sentarse frente a su cajita mágica a presenciar la función que dura dos minutos. Hasta que no haya un pacto de tres personas (Julieta y sus dos espectadores) la función no comienza. La intimidad consensuada de antemano para pasar un momento tan placentero y sorprendente es un elemento vital que completa el mensaje de la obra que habla del hartazgo de las mujeres ante el acoso callejero.

La titiritera pone el cuerpo al personaje –mejor dicho la mano- y junto a pequeñas piezas que se ensamblan en sus primeras falanges y su muñeca, crean al personaje. Aunque todo es pequeño, la escenografía es detallista y hasta con efectos especiales, el universo sonoro que oímos mediante auriculares individuales completa el mensaje.



Si el teatro es intimidad en tanto convivio, las cajitas mágicas lambe-lambe serian como un “encuentro cercano del tercer tipo”. Titiriter@, espectad@r y personaje.




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